Rockografo
Bandera – El festival que comienza a hacer historia

Txt: Nico Eliceche

PH: Elvio Alcaraz

 

El sábado Rosario volvió a vibrar fuerte. Se vivió la tercera edición del Festival Bandera. El primero post pandemia. Y la verdad es que estamos orgullosos de haber asistido, porque fue increíble. La grilla, la disposición de los escenarios, la oferta gastronómica, la organización, la verdad que todo salió perfecto, o si hubo algún problema no nos enteramos. 

 

El sábado amaneció nublado y algo fresco, parecía que iba a continuar todo el día igual, con amenazas de lluvia. Honestamente no era el mejor escenario para un festival, a ver que no pasaba nada, pero el Bandera es sinónimo de sol, alegría y música. Por suerte pasado el mediodía el cielo de Rosario se despejó, dejando lugar a que el sol haga lo suyo y levante la temperatura. 

Estaba todo dado para que fuera una tarde espectacular.

Las puertas abrieron a las 14.30 y desde bien temprano ya hubo bandas sobre los escenarios, los cuales fueron 3: Este, Oeste y Cynar. Acá nos gustaría recalcar algo, los dos primeros estaban pegados, uno al lado del otro, mientras que el tercero estaba más alejado en otra parte del predio. 

La grilla de los escenarios Este y Oeste no se pisaban, es decir estaba planificado de tal manera que cuando terminaba una banda en uno comenzaba casi instantáneamente en el siguiente. Y la verdad es que la organización, planificación y el respeto por los horarios hizo que nunca hubiera ningún inconveniente, esto sumó muchísimo a la comodidad de todos y todas ¿por qué? Porque si estabas viendo a Los Espíritus en el escenario Oeste, y también querías ver a El Kuelgue que estaba en el escenario Este cuando terminaban los Espíritus, lo único que tenías que hacer era caminar pocos metros y ubicarse más cerca del escenario. Básicamente no tenías que estar corriendo para ver bandas. Esto también generó que el tiempo pase volando. Cuando vimos la grilla nos pareció que Babasónicos estaba muy tarde (23:40), pero cuando menos nos dimos cuenta ya estaba tocando. Insistimos nuevamente, la organización estuvo tan bien hecha que todo se dio de manera natural y perfecta. Así que nos ponemos de pie y aplaudimos.

Solo debías “correr” si querías ver una banda en el escenario Cynar, porque allí era un grilla “independiente” es decir que las bandas se pisaban con los otros escenarios. Pero esto no molestó a nadie, simplemente tuvimos que hacer algunos “sacrificios” para no ver el recital entero de algún artista del Este y Oeste. Pero también pudimos observar que mucha gente apostó nomás por el escenario Cynar y pasó gran parte de la tarde allí, viendo a Benja Amadeo, Los Perez García, Killer Burritos o Zoe Gotusso (entre otros). Fue un escenario potente.

 

Hubo varios platos fuertes, el Dillom fue uno de ellos, y obviamente estuvo a la altura. No vamos a hacer una reseña de todas las bandas que ya conocemos como El Kuelgue, Babasonicos, Guasones, El Mato… No tiene sentido, porque todas estuvieron increíbles y cada una de ellas tuvo a su público fiel y a curiosos/as que tal vez los veían por primera vez. 

Si queremos destacar a la Groovin’ Bohemia, quien tocó en el escenario Oeste y fue la previa a Dillom.

Nos ponemos de pie, porqueel autor de dio cátedra arriba del escenario. Hizo bailar a todos y todas, no hubo una persona que no estuviera moviéndose al ritmo de los rosarinos. El público realmente estaba encendido, pero sobre todo orgulloso porque la Groovin, la Groovin es rosarina, es nuestra. Junto a Los Peñaloza fueron las únicas bandas locales en ese escenario principal, mientras que Brunella estuvo abriendo el escenario Este cerca de las 15.

Realmente se sentía la fiesta, la alegría y el baile. El público quedó manija. Así que desde acá aplaudimos nuevamente.

El único inconveniente que notamos fue en el escenario Cynar cuando Benja Amadeo salió a tocar y hubo un retraso largo por desperfectos técnicos, esto hizo que se atrasara la grilla y que algunas bandas tuvieran que tocar menos tiempo. 

Pero más allá de eso todo salió perfecto.

En las ediciones anteriores hubo quejas por la parte gastronómica y la demora para consumir. Y esta vez no fue así. Si bien al principio si había largas colas, avanzaban rápidamente, y a medida que pasaban las horas cada vez era más rápido comprar un birra o algo para comer. Lo mismo con los baños, nunca hubo que esperar demasiado tiempo para ir. 

Realmente terminamos la noche súper orgullosos porque un festival de esta magnitud y de tan excelente organización tenga lugar en nuestra ciudad. Esperemos que esto generé que año tras año siga creciendo y que más eventos culturales de esta magnitud aterricen en Rosario.

Si bien falta, ya estamos esperando la próxima edición del festival, porque el sábado fue la consolidación del Festival Bandera, tiene mucho para crecer y posiblemente cosas por mejorar, pero es todo colina arriba. 

 

Nota del autor: si me preguntan a mí, creo que faltó una banda más pesada, un poco de hard rock más pesado. Pero todo bien.

Este sitio contiene cookies. Politica de Cookies

Click derecho deshabilitado :)