Del pogo a la pista de baile – Una noche en El Fiestón

Crónica: Elvio Alcaraz / Foto: Matías Rodríguez

Después de tantísimos recitales, pogos, distorsiones y coberturas rockeras, a veces lo que queremos es simple, desconectar y bailar. Por eso cuando nos invitaron desde El Fiestón, no lo dudamos. Somos rockeros, sí, pero también sabemos que la fiesta, al menos en Argentina, muchas veces se llama cumbia.

El sábado 24 de mayo, en la asociación japonesa de Rosario se celebró una vez más, El Fiestón. El salón ya lo conocía, por haber ido a fotear en otros eventos, pero ni bien cruzamos la puerta, el lugar estaba irreconocible. Luces de neón, colores vibrantes, decoración pensada al detalle. El espacio se transformó por completo para una noche que prometía mucho.

A este evento se puede ir a bailar, pero también se puede ir temprano a cenar y quedarse al jolgorio. Obvio que elegimos ir a vivir la experiencia completa. Cenamos muy rico acompañado de unos tragos, luz tenue, mesa con velitas, cumbia de fondo, a un volumen ideal para poder disfrutarla y charlar al mismo tiempo.

La consigna era clara, disfrutar. Pero detrás del disfrute también hubo laburo. Esa noche tocaba Grupo Cali, y tuvimos el privilegio de entrevistar a sus músicos en pleno backstage. “La cumbia siempre fue marginada, que hoy en día sea popular, nos hace muy felices”, dijo el cantante Alexis Chaves, al ser consultado sobre cómo vive el nuevo auge que transita el género en estos momentos. “Lo que más me gusta de lo que hago, es la alegría que se transmite, el poder hacer que la gente se desconecte de los problemas y la vorágine de la semana”, confesó.      

La mesas se levantaron en el momento que la manija de bailar se sentía en cada rincón. A la una de la mañana salió Cali al escenario y todo el mundo sacó el cantante de ducha que lleva adentro. En algunos sectores del fondo se armaban rondas para dejarles el centro a las parejas que más querían soltar los prohibidos. Adelante del escenario lxs más fanáticxs, y al medio nosotrxs, con un poquito de esto y un poquito de aquello. En ese momento se respiraba cumbia señoras y señores, en todas sus expresiones, con desinhibición y alegría.

Post show, el cierre fue una batalla de DJs entre La China y Lucaim, con animación de Mumo, un actor rosarino que se pone en el papel de maestro de ceremonias, como si fuera un camaleón. Eso le sumó chispa a la destreza que tienen los Djs para ir agitando con bloques temáticos muy bien logrados. ¿La pista? La pista no paraba de bailar. No parecíamos el grupo de Rockógrafo, un pez en el agua creo que no se movería tan bien. Parecíamos hechos para este evento, y de hecho, fuimos los últimos en irnos, con la cara dolorida de tanto reírnos y las ganas de volver.

Datos no opiniones:

¿Se puede ir al Fiestón en pareja? Sí. ¿Con amigxs? También. ¿De levante? Por supuesto. Es una fiesta abierta, divertida, y muy bien organizada. El staff nos trató de diez y todo funcionó de manera tan espectacular, que ya tenemos entradas para el próximo.